miércoles, 13 de junio de 2018

ETERNAMENTE

¡Cuántas veces, Mariola, amor mío,
me has arropado con un beso
en las noches largas
de este invierno frío!

¡Cuántas veces, cuando me falta el aliento,
y vivir es un sin sentido,
acaricias entre tus manos
Mi corazón mal herido!

¡Cuantas veces, Mariola, amor mío,
me has levantado
cuando mi alma ha caído
en el más cruel de los abismos!

¡Vivir sin tus besos, perdido,
vivir sin tus ojos,
vivir sin tu amor,
amor mío!

Cuantas veces me seducía el dulce sueño
de volver a estar contigo,
y la bruma me envolvía y hacía fácil mi camino,
tantas veces me obligabas a luchar,
pues aún este es mi tiempo y mi sitio.

Cuantas veces vuelva a caer
bajo la noche eterna de este invierno frío,
tantas veces sentiré el calor de tus labios
posarse sobre los míos.

¿Cuántas veces volverás a darme la vida?
Dime, ¿Cuántas veces, Mariola, amor mío?


© "MÍRAME" Francisco González García, 2005.

lunes, 11 de junio de 2018

SUEÑO CON SOÑAR CONTIGO

Sueño con soñar contigo,
ya ves, con esa esperanza duermo,
y cuando lo consigo
y al fin te encuentro en mis sueños,
quisiera no despertar,
quisiera seguir durmiendo;
y, cogidos de la mano,
marcharnos lejos, muy lejos,
y vivir por siempre juntos
donde nadie nos alcance,
en el país de los sueños.




© "MÍRAME" Francisco González García, 2005.


sábado, 9 de junio de 2018

EL LAGO

Anoche, amor mío, volví al lago,
a nuestro lago,
al pie de la montaña,
donde tantas noches nos amamos.


Contemplando las estrellas,
nuestros sueños fluían susurrados
por la brisa que alborotaba tu pelo,
que besaba tus labios.

Anoche volví a nuestro lago,
mas el tiempo se había parado,
las estrellas lloraban,
el lago permanecía helado.

Y la brisa...
la brisa se había marchado,
se marchó aquel negro día,
enamorada de tu pelo,
de tus labios.



© "MÍRAME" Francisco González García, 2005.

viernes, 8 de junio de 2018

AMANECER DEL AMOR

Tomaste el amanecer del amor,
cuando la aurora llora sus primeras lágrimas,
cuando los almendros en flor,
cuando las flores tempranas.
Te fuiste cuando tú eras yo,
cuando yo sin ti no era nada,
cuando el canto del ruiseñor,
cuando las dulces palabras,
cuando brilla el arco iris,
cuando nace la mañana.
Cuando las estrellas lucen sus mejores galas,
y tus ojos las atrapan;
mas no quieren ya escapar,
se posan sobre tu alma;
y el cielo quiere llorar,
mas no le quedan ya lágrimas.
Dicen que el amor se va,
todo empieza y todo acaba;
dicen que, acaso,
nuestro amor, hecho de fuego,
a estas horas sería escarcha;
escarcha que atraviesa el corazón,
escarcha que hiela el alma.
¿Cómo pueden decir eso,
si mis ojos eran tus ojos,
si tu espejo, mi alma,
si la rutina huía
al contemplar tu mirada?
Te dormiste.
Un sueño hecho de muerte,
un sueño que te engañaba,
y quisiste despertar,
pues sabías que te esperaba.
Sabías que si te ibas,
yo contigo me marchaba.
Quise pasar a besarte,
arrancarte de sus garras,
pero me ataron esos
que piensan que el amor se acaba,
que no entienden ya de pasión,
la suya yace olvidada,
en algún lugar perdido,
en algún rincón del alma.
Te fuiste, amor mío,
no pudiste hacer nada;
te fuiste para siempre,
eternamente enamorada.
Sabiendo que tú eres yo,
que yo sin ti
no soy nada.

© "MÍRAME" Francisco González García, 2005.