viernes, 8 de junio de 2018

AMANECER DEL AMOR

Tomaste el amanecer del amor,
cuando la aurora llora sus primeras lágrimas,
cuando los almendros en flor,
cuando las flores tempranas.
Te fuiste cuando tú eras yo,
cuando yo sin ti no era nada,
cuando el canto del ruiseñor,
cuando las dulces palabras,
cuando brilla el arco iris,
cuando nace la mañana.
Cuando las estrellas lucen sus mejores galas,
y tus ojos las atrapan;
mas no quieren ya escapar,
se posan sobre tu alma;
y el cielo quiere llorar,
mas no le quedan ya lágrimas.
Dicen que el amor se va,
todo empieza y todo acaba;
dicen que, acaso,
nuestro amor, hecho de fuego,
a estas horas sería escarcha;
escarcha que atraviesa el corazón,
escarcha que hiela el alma.
¿Cómo pueden decir eso,
si mis ojos eran tus ojos,
si tu espejo, mi alma,
si la rutina huía
al contemplar tu mirada?
Te dormiste.
Un sueño hecho de muerte,
un sueño que te engañaba,
y quisiste despertar,
pues sabías que te esperaba.
Sabías que si te ibas,
yo contigo me marchaba.
Quise pasar a besarte,
arrancarte de sus garras,
pero me ataron esos
que piensan que el amor se acaba,
que no entienden ya de pasión,
la suya yace olvidada,
en algún lugar perdido,
en algún rincón del alma.
Te fuiste, amor mío,
no pudiste hacer nada;
te fuiste para siempre,
eternamente enamorada.
Sabiendo que tú eres yo,
que yo sin ti
no soy nada.

© "MÍRAME" Francisco González García, 2005.

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